19 de noviembre 2012
La vivienda ha sido la gran piedra en el péndulo español: la que nos llevó de la mano hacia la bonanza y luego hasta la crisis y que, una vez que ha caído, lo he hecho como es lógico arrastrando muchas víctimas. El sangrante tema de los desahucios ha pasado del silencio a las primeras planas, de la ocultación a la exhibición, con todo lo que este asunto revela de la crisis-estafa financiera que existe de fronteras para dentro.
Para que hoy el problema sea
visible han hecho falta años de presión de plataformas de afectados, así como algunos
hechos recientes, como la acampada en Celenque y, muy especialmente, varios
casos trágicos, como el suicidio de tres personas varios minutos antes del
desalojo. La presión ha obtenido algunos frutos actualmente: la paralización
temporal de los desahucios y la promesa de una nueva ley financiera, que Rajoy
negociará con “mucha humanidad”. Un éxito relativo, sin embargo.
Conciencia popular
España es el país de los dos
millones de casas vacías y los más de 500 desalojos al día (para hacerse una
idea más clara: en el calendario de la página de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca podemos ver que todos los días hay uno o dos desahucios programados sólo en Madrid).
Todos vamos teniendo cierta idea de dónde viene este drama: más o menos, pocos
mantienen ya el argumento que acusa a las víctimas de que “se endeudaron
demasiado, y demasiado irreflexivamente”, y, en lugar de eso, la gente suele
señalar, aunque sea en abstracto, a un sistema diseñado para que gane la banca. Efectivamente, todo está
así organizado sin que lo sepamos. La ley hipotecaria databa del año de la Semana Trágica, se
creó para poder “satisfacer rápidamente las deudas de los bancos” y seguía
vigente hasta ahora. La mayoría de los desafortunados que han vivido un
desahucio no era necesariamente gente que realizó malas gestiones, sino que se
dejó seducir por las facilidades que ofrecían los bancos para prestar dinero y
luego fue a engrosar la tasa de paro más elevada de Europa.
El hecho de que, además
de perder la casa, algunos desahuciados tengan que seguir pagando, debido a que
compraron las viviendas sobrevaloradas por las tasadoras que ahora valoran a la
baja, o que la entidad pueda quedarse también con la vivienda del avalista y
revenderla son inmoralidades bancarias que cuentan con un el rechazo social
unánime y recuerdan a muchos a la esclavitud del feudalismo.
Recogida de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular |
Una “ley de paso”
La presión ha logrado que la Asociación Española
de Banca (AEB) paralice los desalojos de las personas más desfavorecidas, “por
razones humanitarias”, y que los dos grandes partidos se reúnan para modificar
la ley (anunciando nuevas medidas, según la PAH, que excluyen a la mayoría de gente
afectada). Pero que ahora sea el Partido Popular -un Gobierno que no ha actuado por su propio
pie sino presionado por la sociedad, el poder judicial, los medios de
comunicación e incluso Europa y las Naciones Unidas- el que quiere
colgarse la medalla del “primer gobierno que hizo algo por los desahuciados” es
algo que revuelve las tripas de más de uno. En primer lugar, como dice la PAH en un comunicado,
porque fueron siempre los dos grandes partidos, PSOE y PP, los que provocaron la
burbuja y dificultaron su solución, rechazando siempre las muchas propuestas
contra los desahucios llevadas al Congreso por grupos de izquierda. El
comunicado explica:
<<Son las dos
políticas públicas que los gobiernos de estos dos partidos han ejecutado,
mercantilizando la vivienda, sobreendeudando a la población, permitiendo que la
banca estafe a la población y acumule miles de pisos vacíos, los que ahora
mismo están provocando la sangría de ejecuciones y desahucios.>>
Además, ahora, dan la espalda a
la ciudadanía, que fue la primera en poner sobre la mesa el problema y la que,
como es lógico, mejor lo conoce. Un afectado por la hipoteca dice, acerca de la
reunión donde se debatirá la nueva ley, que les hubiera gustado “que
hubiera intervenido un compañero de la plataforma, el defensor del pueblo o
alguien de los juzgados, para que fuera imparcial”. Otro portavoz muestra
también su desconfianza ante la buena fe del ejecutivo: “El Gobierno quiere hacer
un lavado de imagen junto al PSOE. Queremos que se negocie la solución. Que
cambien la ley como pide el pueblo. Hay que despertar conciencias, que el
pueblo no se crea esta ley de paso.” Añaden que la solución no es una
moratoria sino la aprobación de un decreto ley que contenga los tres puntos que
la PAH lleva
poniendo sobre la mesa durante años: la paralización de los desahucios, la
dación en pago y el alquiler social.
En una legislación, en fin, que
mira por las empresas, éstas tienen derecho a una segunda oportunidad y los
ciudadanos, no. Mientras los partidos debaten sin prisa y pensando en cómo calmar los ánimos sin
molestar a la Banca,
la ciudadanía actúa: hoy mismo los afectados se han desplazado
a los juzgados para pedir la suspensión de los procesos. Siguen los de
Celenque, sigue habiendo charlas y movilizaciones y no da la sensación de que
las “medidas parche” de los grandes partidos hayan calmado los ánimos, sino que
los han redoblado. Es el momento de seguir ejerciendo presión si queremos que
este primer logro no se quede en un remiendo y el tema de los desahucios,
considerado por muchos como una violación de derechos, acabe ya.
Artículo de Diana Moreno
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